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miércoles, 22 de marzo de 2023

Los bonos de la vergüenza

Juguemos al "Pasapalabra" por un día: Con la "E", país, estado o nación (que no significan lo mismo pero tienen muchas similitudes) en el que la política se asemeja más a una comedia de Aristófanes o de los "Monty Python". La verdad es que no hace falta contestar a esta cuestión porque es categórica y penosa la respuesta. Estos días le deben pitar los oídos al vocalista de "U2", nunca había escuchado tanto su nombre como en esta semana, y según se acercan los diferentes comicios los dispendios electoralistas irán en aumento, sobre todo cuando lleguen las generales a final de año. Vamos, que según avancen las fechas estaremos más cerca de las super rebajas que harán de las promesas en política una franquicia del Primark o del Bershka. 

Ya empezamos a vislumbrar esta lucha que irá en paulatina progresión, unos con sus bonos y ayudas para asegurarse electorado; otros con sus promesas de futuro que de momento forman parte del cuento de la lechera. Está claro que quien tiene la sartén por el mango, en este caso el gobierno, tiene ventaja. Pero también estamos observando su decadencia continua, las urnas dictarán sentencia en pocos soles y lunas. Desde luego el tema de relumbrón es la moción de censura, muestra de cómo un partido bisagra intenta ayudar a su enemigo ideológico y le pone la zancadilla a su futuro socio. Que no sabemos ya si, aparte de querernos tomar por tontos, aparte Berlanga y Buñuel ruedan de modo conjunto un largometraje incesante con el esperpento como tema central, en el que los protagonistas son en verdad personajes de la "Divina Comedia" o de "Luces de Bohemia".

Pero vayamos a la cuestión que da pie al encabezado de este escrito. Que si el bono térmico, que si el bono cultural, que si el bono de transporte, el descuento de gasolina hasta hace poco, etc; Mucho debería aprender el señor Sánchez de su otrora compañero Zapatero; aunque no fue de mi devoción, llevó a cabo dos planes para reactivar la economía: el plan PIVE, para fomentar la compra de utilitarios; y el cheque bebé, para ayudar a que las familias soportaran aquella bochornosa crisis de forma más llevadera. Pero ninguna medida de ningún gobierno se acerca ni por asomo a todas las realizadas en la época franquista, le pese a quien le pese es así y así reza en nuestro imaginario. El problema es que pese a haber vivido en una dictadura, se hicieron grandes avances que ahora se están ninguneando, un paradigma de ello es la seguridad social, una sombra de lo que fue gracias al abandono de los diferentes gobiernos favoreciendo a la sanidad privada.

El tema de los diferentes bonos o ayudas, sumado a diferentes episodios de ineptitud y corrupción: El mediador canario, la ley del sí es sí, la valla de Melilla, la sanidad en la Comunidad de Madrid, los trenes en Cantabria, la violencia en el Raval, etc; abren un panorama sombrío y desosegado ante las elecciones venideras; al polvorín autonómico, y posiblemente estatal, le falta una chispa que puede ocasionar efectos que aún están en nuestro devenir y que posiblemente cambien el mapa político en todas sus facetas. A los grandes utilitaristas de antaño, y del presente porque siguen existiendo personas con ética, decencia y alturas en estos tiempos, les debe enervar observar en lo que se han convertido los diferentes espacios de entendimiento (o se supone que debería ser asi) político, más cerca ahora de ser una jaula de grillos o de parecerse al camarote de los hermanos Marx. 

A este paso, con las constantes descalificaciones entre unos y otros y la demagogia por delante, no es una falacia afirmar que en un futuro próximo las cámaras alta y baja, y cualquier parlamento autonómico o ayuntamiento, se podrían convertir en alguna ocasión en un bochornoso espectáculo más propio de un cuadrilátero que de estados de derecho y de bienestar; esperemos no llegar a eso y que reine al final la concordia, ya que el bien común es algo difícil de lograr ahora. Lo que queda patente es que hemos llegado a un "todo vale" que no es beneficioso, no para ellos, que están encantados con la situación y que por la mañana parece que se van a citar en la puerta del Congreso pero por la noche están tomando copas juntos en la calle Serrano, sino para los ciudadanos de a pie que andamos cansados de tanto jaleo y que no entendemos que los partidos funcionen como veletas; si el viento hoy me es favorable pacto con éste, si mañana hay tramontana pacto con aquél, etc., 

Al hablar de este "todo vale" en política, surge la cuestión más grave, la utilización de los futuros votantes con los bonos que denomino de la vergüenza, que influyen de lleno en el pensamiento de millares de jóvenes que en breve habrán de elegir su opción política en las elecciones. Si te ponen cuatrocientos euros por delante, para irte de cine, museos y conciertos, todo es más fácil, pero también es verdad que los jóvenes tampoco son tontos ni ignorantes, que no solo ven telebasura y que cada vez se forman mejor en cuanto pensamiento crítico y analítico se refiere. Habrá una pequeña parte de esa juventud que piensa de forma pasiva, conformista, de los de estómago agradecido; pero existe una mayoría que, aunque son conscientes de la precariedad de su futuro labroral, prefieren echarle arrestos a la situación y perseverar hasta conseguir su sueño. A los primeros, el actual gobierno ya se los ha ganado sin hacer prácticamente nada; a los segundos, la parte mayoritaria, tendrán que ofrecerles propuestas de futuro porque sino ni votarán ante el actual descontento con todas las ideologías en general.

Respecto al bono térmico, tela marinera, ¿Cómo es posible que políticos con sueldos boyantes se puedan beneficiar de dicha ayuda? Desconozco si estas leyes las redacta alguna persona que no está en su juicio cabal, pero desde luego fue irrisoria la discusión entre el señor Ossorio y la señora García, peor que una pelea de patio de colegio, pero de pedir perdón primero, y dimitir después, nada. La cabeza visible del partido considerado a sí mismo como gran alternativa, se comportó como una persona envidiosa que después se debió sonrojar al ver que se beneficiaba también de dicha ayuda. Y, ¿Qué ha hecho el gobierno? Pues tirar por el camino del medio, a grandes problemas grandes soluciones deben pensar, pero el daño ya está hecho y es vergonzoso ver que mientras unos se jactan de su verborrea, pero no ayudan en nada al prójimo; otros han de hacer juegos malabares para llegar a fin de mes. Así que, sibilinamente, con nocturnidad y alevosía, han creado una nueva ayuda para los que son considerados según su salario de clase media, pero que no dejan de ser migajas o limosnas. 

Y para acabar, que decir tiene del bono de los transportes, no sé qué pasará en Madrid pero en Cataluña los trenes van aún peor que antes, y eso es difícil. Ya no es el litigio en sí entre la Generalitat de Catalunya y el gobierno español, sino que hay que sumar a esto una falta de previsión y provisión terrible, falta mucho personal y una plantilla más o menos estable, pero por lo que se percibe la situación está lejos de arreglarse, máxime cuando los maquinistas duran aquí lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio y están deseando salir pitando a sus lugares de origen en cuanto se lo pueden permitir. Pero yendo más allá, se ofrecen ayudas en muchos ámbitos, pero hay sectores que no se tocan: energía y alimentación, no quiero ni pensar en lo que hubiera sucedido si el invierno empezara ahora, con los precios por las nubes y la luz y el gas a precio de oro. Seguramente la primavera nos ha salvado, pero esto puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Gargantúa y Pantagruel acechan en la sombra.






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