Existen un tipo de centros educativos, en tierras catalanas, denominados como "Los Cortijos", y supongo que un lector intuitivo y avezado sabrá de antemano por dónde van los tiros con respecto a este tema. Se les llama así porque son un tipo de centros educativos muy peculiares, y también son una muestra de que si las cosas no se hacen bien desde un principio, los problemas acaban llegando. Tú dale el poder a un inepto y se creerá listo, multiplica eso por unos cuantos y además de listos pensarán que son unos privilegiados; esto no dista mucho de lo que sucede con la actual clase política española, demagógica, falaz y cizañera; el problema no es ese precisamente porque el arte de la política hace ya tiempo que es el de la sofística, craso error; sino que el problema radica en que piensan que los ciudadanos son una especie de autómatas sin criterio alguno, y el "zasca" electoral se ve venir desde lejos. Volviendo al tema que nos ocupa, para el que desconoce los entresijos del funcionamiento de un centro escolar le debe sonar a cuento chino el relato, parece más una distopía de libro de ciencia ficción, pero es la realidad misma.
Siempre hemos escuchado o visto las luchas de poder en series o películas, pues lo que sucede en estos "cortijos" es de esa índole, desconozco las circunstancias de otros centros de este tipo, pero conozco perfectamente las del centro educativo en el que desempeño mis labores como docente. No diré el nombre del centro, como es natural, para no herir sensibilidades, pero ríete de "Juego de tronos" o "El lobo de Wall Street", dos muestras del peligro que representa el mal uso del poder. Llegué a este macrocentro hace tres cursos, ya prevenido sobre las intrigas palaciegas que hay en cualquer instituto como del que provenía, un centro adscrito a la Generalitat, un centro educativo "normal". Cuando me presenté en el nuevo centro me di cuenta enseguida que la tensión que existía entre mis nuevos compañeros se podía cortar con un cuchillo, la gente tiene dos maneras de actuar con los nuevos: o bien se hacen los simpáticos o bien te miran con desdén, indiferencia, como si fueras invisible...aunque siempre hay personas que se preocupan si te ven más perdido que Wally, personas con las que a la larga puedes forjar amistades duraderas porque valen la pena. Inevitablemente había dos bandos bien posicionados, y yo no entendía nada, claro está...aunque el "supuesto" malo de la película para una de las facciones siempre suele estar en el despacho de dirección, el que ha de soportar más peso que Atlas en sus espaldas.
Resulta que dicho centro había pasado por un largo periplo hasta convertirse en centro adscrito a la Generalitat, después de haber formado parte de una mancomunidad, en colaboración con el ayuntamiento dónde se localiza el centro, de municipios que nutre de alumnos nuestro lugar de trabajo...y no hizo falta indagar mucho para observar que detrás del problema existente había una raigambre de deriva política; no se puede ni debe mezclar churras con merinas cual metáfora nietzscheana, dicho de otro modo: la educación politizada no debería existir. Aún peor, había parte de quien había luchado para poder mejorar, lo que representaba salir de dicha mancomunidad en cuanto a gestión se refiere, que renegaba posteriormente de su propio deseo al ver en peligro sus privilegios falsamente adquiridos. Y la gestión de este "cortijo" por parte de la Generalitat representaba precisamente eso, acabar con los vicios adquiridos durante años, vicios que perjudicaban ostensiblemente al alumnado, aunque la propia ceguera de estos docentes les hiciera tener visión de túnel. En cualquier centro suele existir, en cuanto a docentes se refiere, tres tipos de trabajadores: funcionarios (en sus diferentes versiones), interinos y sustitutos, en este orden según su baremo...pero en los "cortijos" existe otro tipo de docentes: el personal laboral, con contrato "sine die" por el momento, y como no había funcionarios aún eran los amos del chiringuito.
Metiéndonos en harina, a partir de aquí fui hilando cosas, y la verdad era sonrojante, ni por asomo podía esperar lo que había sucedido y lo que estaba por venir. Como he dicho antes, tú llegas como interino o sustituto a cualquier centro educativo de la Generalitat y, aunque existan facciones, se intenta buscar el bien común y la concordia..en el que iba a ser mi nuevo centro no era así ni de broma. Para empezar, el bando del personal laboral opuesto a dirección estaba haciendo su faena de captación hacia los nuevos para su causa, está más pendiente de las relaciones sociales que de lo que de verdad importa: el bienestar de los alumnos; el otro bando, estando o no de acuerdo con las novedades del paso a la Generalitat, se dedica a trabajar y a enseñar, no se mete en berenjenales. El primer episodio del mal rollo existente ya lo viví el primer día, en la reunión del claustro, acusaciones varias y faltas de respeto entre compañeros y hacia el nuevo director, que solo cumplía con su función, aunque percibían su figura más como un enemigo que iba a acabar con sus derechos. La retahila de privilegios que habían adquirido tiempo atrás podría dar para escribir un libro: en primer lugar, este centro fue ,y es, muy endogámico, familiar, como le quiera usted llamar; se habían dado casos.., y se seguían dando, de familiares y parejas trabajando en este centro, a esto hay que sumarle la cantidad de ex-alumnos que imparten docencia en el susodicho centro (casi todos forman parte del sector reaccionario, como pago a la anterior tutela ejercida por algún miembro del personal laboral del bando "supporter").
En segundo lugar, las materias se impartían a la carta, sin la formación requerida muchas veces, y esto es lo primero que la nueva dirección quiso atajar en el segundo año de mandato, no puede ser que docentes de castellano impartan, por ejemplo, inglés (este tema ha derivado en varios juicios este curso por parte de los descontentos, parecen niños mimados). Subiendo un peldaño está el tema de las negativas a hacer tal o cual materia, niégate a hacer tu faena en una fábrica a ver lo que pasa. Siguiendo para bingo, lo más peligroso de este sector docente: aleccionar a las familias y al alumnado en contra del otro sector y en contra de dirección. Y por último, las injerencias políticas, la anterior directora había durado un año por el brutal desgaste a la que fue sometida, hasta el punto de dimitir de su cargo. Pero el asunto era para mear y no echar gota, sumando al nuevo director en tres cursos cuatro personas habían ejercido el cargo de dirección, así que rodaron cabezas de manera irremisible en diversos cargos del equipo directivo; y los cambios supusieron que a alguna persona le hicieran el vacío y la vida un poco difícil. Hay que dejar claro que dentro del personal laboral, sin mirar el bando, hay profesionales muy válidos, y otros no tanto..el problema radica en que hicieron unas oposiciones que no tienen nada que ver con el procedimiento de la Generalitat para poder ser funcionarios, y entonces las altas instancias piensan que no se puede dilucidar si son buenos profesionales o no. Hay gente que aprovechó su oportunidad con el concurso de méritos celebrado hace dos cursos, con el riesgo de abandonar la plaza de personal laboral como así fue, pero obteniendo plaza de funcionario; hay gente que no se arriesgó y ahora se arrepiente como tengo constancia, y hay personas que viven apoltronadas y luchan por seguir teniendo privilegios, que de manera natural han ido perdiendo.
Después de esta exhaustiva explicación, hago un salto a la actualidad.
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