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viernes, 24 de abril de 2020

Políticos trileros

Empezaré con un trozo de la canción de Dani Martín: "Mentira, mi vida es una mentira y me la inventé". Muchas mentiras juntas "suponen" en cierto modo una verdad y eso se lo están tomando a pies juntillas los trileros que nos desgobiernan, y digo trileros porque me parece un buen calificativo para todos ellos sin distinción, podría utilizar otros conceptos como mangantes, pícaros, o simplemente mentirosos. 

El arte de ser trilero es como el de ser mago o un ilusionista, pero el segundo, aunque nos engaña, no nos perjudica totalmente como sí hacen los políticos. Los políticos piensan que su verdad, salpicada de mentiras y fraudes constantes, es universal. 

No, señores y señoras, las únicas verdades universales son las matemáticas, la vida y la muerte y, como decía Descartes en su "Cogito ergo sum": de lo que no puedo dudar es de que si pienso existo, aunque haya un genio maligno que me quiera arrebatar ese pensamiento. 

Y de otra cosa de la que no se puede dudar es de que, como decía el gran Nietzsche, "la verdad la tiene el poder" y eso lo observamos en el tufo que van desprendiendo diversos "antimedios" de comunicación que veneran todo lo establecido,  y que critican todo lo que no esté acorde con las reglas con las que se juega ahora en este momento, y como interesa que los ciudadanos no vean más allá de su mirilla opaca, nos bombardean a conciencia con su propaganda para ver si sucumbimos a sus intenciones ocultas.

Pero, ¿qué va a suceder, me pregunto desde mi ignorancia confinada, cuando al fin todo esto acabe y veamos la luz? ¿Se piensan que la multitud de familias que han perdido y no han podido llorar a sus seres queridos no va a hacer reclamos? ¿Esperan que la economía de un país que empezaba a resurgir, y que vuelve a agachar cabeza como avestruz, se recomponga por arte de birlibirloque? En fin, no tardaremos mucho en averiguarlo. 

Ojo, en ningún momento estoy mencionando siglas políticas aunque se intuyen, porque el problema no es solo la falta de comunicación  y la lucha, emulando un Mc Gregor vs Nurmagomedov, entre el centralismo y a los que da de mamar, o sea, su séquito de inoperantes "autonosuyas", sino que va mucho más allá porque los personajes que salen en la caja boba para atestiguar las cifras mareantes de muertos y heridos por este virus, se podrían cambiar perfectamente por teleñecos, almenos los teleñecos no son humanos ( o sí según se mire el prisma). 

Y ese problema se enquista más aún cuando la supuesta oposición no ejerce como tal y le baila el agua a los que manejan el cotarro. Otra cosa sería hablar de cómo lo 
hubieran gestionado otros trileros en su situación, pregunta imposible de contestar pero sí de imaginar. 

Hay dos conceptos, palabras, vocablos, etcétera, que los mandatarios no aceptan, no entienden o que directamente tergiversan. En primer lugar no saben qué es la resiliencia, término que se debería meter en la mollera toda la "mankind", o sea la humanidad entera. Esa resiliencia hubiera sido clave para que esta catástrofe no se hubiera producido, o se hubiera minimizado, porque es la capacidad de avanzarse a un acontecimiento para que sea lo menos dañino posible, y si se produce para menoscabarla; pero ni China primero, ni Italia ni nuestra cuna después hicieron caso o hicieron caso omiso de la que se avecinaba. 

Y aquí se abre una doble vía, y digo esto porque si esto ha sucedido por un fallo humano en un laboratorio malo, pero si es por un castigo de la naturaleza peor. Y si atiendo a mi postura, me inclino por la primera opción, desde mi ignorancia venida a menos opino que se ha producido adrede por luchas ocultas entre Mordor y Minas Tirith, el bien y el mal siempre a lo suyo.

El segundo concepto es el de arrepentimiento, ¿tan complicado es reconocer que se han equivocado? ¿Tanto miedo tienen a entonar el mea culpa como hizo el francés?. Es entendible e inteligible que somos humanos, pero hay que dejar el orgullo atrás y reconocer los errores del pasado y del presente. 

Decía mi gurú de cabecera, José Ortega y Gasset, por gracia y espiritu del gran López Frías, que el pasado hay que asumirlo en el presente para poder encarar el futuro, y estas premisas no se cumplen a la hora de buscar un bien mayor. 

En fin, hay trileros de calle y de casa, los primeros son de carne y hueso y engañan a un pequeño número de pobres incautos, los segundos son virtuales y nos causan demasiados quebraderos de cabeza....porque se lo permitimos y solo pueden rendir cuentas a toro pasado. 

Es hora de cabalgar todos juntos hacia el día de mañana, un día en el que demostremos que de esto se sale, y no precisamente porque nos ayuden los que nos representan, o no.

Manuel Morillo Miranda

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