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jueves, 21 de mayo de 2020

Las "más-carillas" deberían ser más baratillas.

Desde que empezó la crisis del COVID'19 vivimos en una situación esperpéntica constante por culpa de una nefasta gestión, tanto gubernamental como de las CCAA. Y esto se plasma en el último tema del momento: el de las mascarillas. Ahora no, ahora sí, nos llevan deambulando de un lado a otro en nuestros pensamientos y nos rompen los esquemas contínuamente, hasta que al final nos cuestionamos todo lo que sucede y acaecerá.

¿Porqué ahora las mascarillas son obligatorias de la noche a la mañana y antes no lo eran? Supongo que la respuesta a esta pregunta es algo complicada porque los ciudadanos de a pie desconocemos o no tenemos esa información, y lo único que nos queda es elucubrar hipótesis imaginarias que no van más allá.

Podemos mal pensar que al principio de los tiempos, hace ya más de dos meses, la mascarilla se había convertido en un concepto, un elemento que vivía en el noúmeno o en el eidos platónico; dicho de otra manera, había desaparecido por arte de magia de la faz de la tierra y solo algún privilegiado disponía de ese bien preciado. Pero ahora se ha convertido en un complemento indispensable de nuestra cotidiana vida, ahora sí existe y se manifiesta cual fenómeno.

La cuestión es que cuando no habían mascarillas no eran obligatorias y ahora cuando las hay sí lo son, es una muestra más y contínua de los desmanes de este gobierno veleta que está en proyecto de auto-destrucción. Si no hay una buena base desde un principio y construyes la casa por el tejado, normalmente se va a desmoronar. Y no es que solo haya mascarillas, sino que parece que se han reproducido como conejos y se han convertido en un buen negocio. 

Preguntad a una familia con dos hijos y con pocos ingresos, que por desgracia hay muchas familias así, la gracia que les hace desprenderse de unos cien euros mensuales para comprar algo que debería ser gratuito, hasta el punto de que tendria que ser costeado por el bolsillo de los mismos bribones que no han sido capaces de, avanzarse a una situación de emergencia  primero, y no lograr el bien común después. 

Y esos bribones, o bravucones, en el sistema político de Platón quedarían fuera porque la demagogia estaba penada. Es como la línea aristotélica, en un extremo la virtud democrática y en el otro el vicio demagógico, pero el árbitro, el término medio deseado, la prudencia, no convence a ninguno de los extremos y al final ese hilo se desvanece. 

Así que si se supone que vivimos en una democracia, debería haber más moderación y menos bravuconerías, pero no es el caso. No sucede lo ideal porque los verdaderos políticos , los estudiosos de la ciencia política, se van a la empresa privada y no quieren saber nada de este tema. Si hacemos una consulta sobre el número de personas que conforman ambas camaras, la baja y la alta, creo que nos llevaremos las manos a la cabeza porque hay un número ínfimo de políticos que sean tales de carrera. Y esto es muy grave cuando se trata de gestionar un estado, o nación.

Volviendo al tema de las mascarillas, lo que aún me parece más infame es que si de verdad ya había un gran stock de las mismas, o se sabía que se podían haber realizado aquí, se fueran a otros mercados a por ellas, es el mismo tema de las pruebas PCR pero sobre eso no opino porque no soy científico. Es grave por dos motivos, era y es un producto de primera necesidad y computa como tal en el pago de impuestos, y se perdió una gran oportunidad de ofrecer trabajo a personas que seguramente hubieran resuelto sus problemas por un tiempo, pero eso como dije antes son suposiciones.

Nunca es tarde, y creo que la mayoría esperamos un cambio de ritmo en este gobierno, con más transparencia y menos dudas y ambigüedades, ahora no se trata de dar y pedir sino simplemente de ayudar a la ciudadanía, sean o no votantes, a volver a encontrar el camino a la felicidad.  

Y el primer paso a dar es ser conscientes de que son seres privilegiados que deben bajar al lodo para observar lo que ha causado esta pandemia y mirar las señales que los ciudadanos españoles van dejando como migas de pan en su contra: descontento, querellas, cierre de empresas, miseria, pobreza, impagos, etc; 

Pero en vez de eso recurren a sacar los trapos sucios y crear revanchismo, la imagen de disturbios entre posiciones ideológicas diferentes en las calles no ayuda en nada y solo favorece al que está en su sillón mofándose. Tenemos derecho a la manifestación, recogido en la Constitución, y más en tiempos de penurias como es el caso, pero no tenemos derecho a llenar la calle de enfrentamientos, hay que pensar más con la cabeza y menos con el corazón.

Vamos hacia una peligrosa deriva y el primer gesto de esa élite privilegiada podría ser la gratuidad de las mascarillas, no lo digo yo, sino los mismos profesionales sanitarios y farmacéuticos; si los políticos no hacen concesiones el pueblo los juzgará tal como a los gladiadores en la arena, y hay que recordar que el pueblo es soberano como se demostró en tiempos de la Revolución francesa.

Pero por otra parte, no deberían crear falsas esperanzas con rentas mínimas que no se sabe cómo se van a pagar y que nos van a hipotecar hasta el fin de los dias, es lo que tienen socialismo y comunismo, que constituyen el mayor peligro en su máxima expresión, y a la vista está demostrado en la historia. 

Por último, porqué nadie les dice a los iluminados que no tiene sentido ponerte guantes y que contagian más que ayudan. Si entras en un supermercado te deberías poner los guantes y ya está, pero pretender que te los pongas después de limpiarte las manos con el dichoso hidrogel convierte hacer la compra en un deporte de riesgo porque se te resbalan los productos, te sudan las manos y a la hora de pagar quieren que uses la tarjeta cuando es imposible sacarla de la cartera. 

Con lo cual te acabas quitando los guantes y su uso es en balde porque no sabes desprenderte de ellos de forma adecuada. ¿No sería mejor que te pusieras los guantes directamente y después de pagar te pusieras el jabón para salir del establecimiento?

A título personal, las mascarillas son para no contagiar y los guantes sólo son para el personal cualificado, quien no lo quiera ver está ciego.

Manuel Morillo




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