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domingo, 8 de agosto de 2021

Juegos a medias.

Sin duda, los Juegos Olímpicos de Tokyo no han sido como los anteriores por muchas razones: se han disputado entre olas pandémicas y sin público, se han realizado en un año impar, las condiciones climatológicas han sido puro azar, etc; pero lo que está patente en el ambiente es que todas las naciones tenían una imperiosa necesidad de que dicho evento se llevase a cabo porque poderoso caballero es don dinero, y aunque en cualquier olimpiada perdure el espíritu "citius, altitus, fortius" que instauró el Barón de Coubertain, asistimos cada vez más al imperio capitalista en el deporte, y los Juegos Olímpicos de Tokio tampoco han sido excepción a la regla.

El otro día me dio por investigar sobre las medallas otorgadas y su composición y mi sorpresa fue mayúscula al leer que su porcentaje de oro, plata y bronce no deja de ser un mero baño, y que dichas medallas provienen del reciclaje de teléfonos móviles, pc, y demás utensilios, esto nos da una idea de la clara concienciación que existe en Japón sobre el medio ambiente y el cambio climático (por algo su protocolo tiene nombre japonés: Kyoto), y nos muestra la gran desigualdad y egoísmo entre los diferentes países a la hora de posicionarse en este tema. Sin duda la pandemia, en sus diferentes versiones, ha sido un gran toque de atención mundial, pero está visto que ni así aprendemos.

Que casualidad que los gerifaltes del medallero: EEUU y China, son dos de las naciones que más contribuyen al cambio climático; y a lo mejor para ellos competir en las olimpiadas es una forma de expiar sus pecados, por un lado, y de ser unos virtuosos de la hipocresía, por otro. Si miramos más abajo en el mismo listado, aparecen Japón, Gran Bretaña y el Comité Olímpico Ruso (denominado así porque Rusia como tal está sancionada deportivamente desde los juegos de invierno de Sochi en 2018). Así que entre los cinco más laureados en Tokio aparecen los tres que menos conocen el utilitarismo y que mejor saben de mirarse su propio ombligo (Estados Unidos, China y Rusia).

Por otro lado, si nos referimos a los premios en metálico que otorgan los diferentes estamentos deportivos gubernamentales, podemos decir que, en comparación con otras naciones; lo que España ofrece a sus competidores que han obtenido medalla no está nada mal, incluso si hablamos a nivel paralímpico. Lo que encuentro injusto es que alguien que obtenga un diploma olímpico no tenga derecho a emolumento alguno. En cualquier caso el oro está valorado en más de noventa mil euros, la plata en unos cincuenta mil y el bronce un escalón por debajo, el premio es menor si se disputa en pareja o en equipo (ignoro la valía de las preseas en el ámbito paralímpico). No llegamos ni de broma a los setecientos mil euros si Azerbaiyán ganaba un oro en Río de Janeiro en 2016, o a los 675000 euros que podía ganar un competidor de Singapur en 2008 en Pekín. También hay que decir que la representación de Suecia y Reino Unido no recibe premio económico alguno en caso de obtener medalla.

España ha obtenido 17 medallas, las mismas que hace cinco años, pero ha habido un gran retroceso en la consecución de preseas del más preciado metal. Si en Río de Janeiro se obtuvieron siete, en Tokio solo se ha llegado a tres, y en lo referente a diplomas olímpicos el resultado ha sido más o menos parejo si cotejamos ambos eventos. Lo que sí hemos observado es que China cada vez compite mejor y aunque en resultado total los americanos siguen por delante, en medallas de oro ha habido máxima igualdad. Se puede decir que una de las grandes triunfadoras de estas olimpiadas (y deberíamos aprender de ella) ha sido Italia en el ámbito atlético, con preparación totalmente autóctona (algo tendrá que ver su formación policial o militar en su mayoría) sin duda una gran alegría para uno de los países más azotados por la pandemia. 

También se observa que Jamaica sigue siendo la reina de la velocidad en detrimento de los norteamericanos; que sí siguen dominando en el agua con Caeleb Dressel y Katie Ledecky, aunque los australianos les pisan los talones. Capitulo aparte merece Simone Biles, la reina de la gimnasia artística, muestra de lo importante que es tener una gran preparación mental además de deportiva, aspiraba a ganar un repoker de oros pero la presión pudo con ella, aún así no abandonó a su equipo e hizo lo que pudo. Japón, como anfitrión, tampoco ha obtenido malos resultados al ser el tercero en discordia en el medallero, pero aún está lejos de tratar de tú a los gigantes chino y americano.

Si hablamos de los nuestros, podemos decir que la actuación ha sido de luces y sombras, bien por influencia del virus o bien por lesiones inoportunas. Se consideraba medalla segura (no entro en el metal porque para ganar primero hay que competir como se ha visto) a grandes figuras como John Rahm en golf o Niko Shera en judo (por decir dos casos), al primero lo dejó fuera un positivo por COVID y al segundo le faltó suerte al tener que enfrentarse de primeras con su bestia negra. Llegados a este punto mucha gente se hace la siguiente pregunta: ¿Qué hubiera sucedido si los Juegos Olímpicos se hubieran celebrado en su momento y sin la pandemia?

Pues es imposible de predecir, pero seguramente Rafa Nadal y Carolina Marín hubieran llegado lejos en sus competiciones, Lydia Valentín habría competido en su peso, Pau Gasol no habría ido por estar lesionado, muchos y muchas atletas habrían llegado cortos o largos en su preocupación (como dijo Ana Peleteiro, que ha bendecido tener un año más)...pero Alejandra Cerezo no habría ganado la plata en taekwondo por no tener la edad para poder competir y seguramente Alberto Ginés tampoco habría escalado a lo más alto. 
Es difícil poner notas a la actuación de quienes nos han representado en Tokio, pero en mi opinión nuestros karatecas Sandra y Damián, y los piragüistas Maialen Chourraut y Saúl Craviotto siguen siendo un valor seguro; Fátima Gálvez (junto a Alberto Fernández, y no quizás como se esperaba) y Teresa Portela han obtenido por fin una medalla que siempre se escapaba, David Valero y Pablo Carreño lucharon como jabatos para conseguir un bronce de oro...como también lo fue la plata de Ray Zapata. Quizás el mal sabor de boca me lo han dejado los deportes de equipo, la vela y Garbiñe Muguruza.

En cualquier caso, hay que hacer un monumento a quienes tan bravamente han competido representando a nuestra bandera. Mi más sincera enhorabuena.

Manuel Morillo Miranda

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